Marcelino ingresó en el seminario en 1805. Marcelino comenzó el curso con un gran atraso, debido a que nunca había estudiado. Antes de esto, el maestro Arnaud, le desanimó para que no ingresase, ya que no tenía futuro, aun así su decisión permaneció irrevocable.
Una vez que Marcelino entra en el seminario, debe adaptarse a la nueva situación, a los nuevos compañeros, que son menores que él y a una nueva vida. Su primer año es un fracaso absoluto, y es invitado por el director a volver a casa. Marcelino, junto a su madre, realiza una peregrinación a pie junto a su madre a la tumba de San Francisco Regís y consigue una nueva oportunidad para entrar en el seminario
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